Para comprar el libro fuera de España, escribir a editorialuniversos@yahoo.es diciendo que quieren el libro, claro. Sale 15 euros y no se cobran gastos de envío. Quejas, otras consultas y alternativas, directamente a jgcozzolino@gmail.com, que es mi mail.

miércoles, 5 de agosto de 2009

Se llevaron TPZ a la playa

Y no se nubló.

pd: El sueño con Luisa Albinoni fue perturbador. Me pasó algo que le pasó a Barreda, los que tienen memoria seguramente recordarán qué le pasaba a Barreda, es la parte de su declaración donde tartamudea. Yo era como un extra, porque todo sucedía en una película que existe, que se llama "Viaje de una noche de verano" o algo así, donde no actúa Luisa Albinoni pero sí Alberto Olmedo (todavía con pelo) y en un papel ultra secundario. Es una película ATP, nada prohibido, y en el sueño yo estoy tirando unos cables y de pronto soy aire y me meto en el cuerpo de Olmedo y la agarro a Albinoni detrás de un decorado. Había momentos en que Olmedo (es decir, yo) dudaba si seguía ahí Albinoni o era Diana Maggi (que sí actúa en esa película), es decir, el mismo Olmedo se preguntaba "cómo puede ser que esté con Luisa Albinoni si no trabaja en esta película, ¿no será Diana Maggi?", y era absurdo porque Diana Maggi no tiene nada que ver con Albinoni, son dos mujeres totalmente distintas, una, además, podría ser la madre de la otra.

Días últimos


Los 20 ejemplares de TPZ que fui a buscar a unas oficinas horrendas del Correo Argentino en Retiro
(donde te atienden para la mierda y donde cantan números para ir en busca de los pedidos con una desconsideración hacia coreanos y chinos que llama la atención
-ahí se veían a mis pobres amigos orientales tratando de saber qué mierda decían en el parlante cuando un empleado del correo ahora nuevamente estatal decía "seiscientos veintidós mil novecientos treinta y ocho",
porque hay que ser hijo de puta en serio para no tener un cartel o una pantallita donde el chino o el coreano puedan entender si les toca o no les toca su turno-),
decía que fui a buscar esos ejemplares a Retiro y que desde entonces colesterol, presión alta y una merma significativa del trabajo me persiguen.
No obstante ello, y como debo caminar (el médico me dijo que haga ejercicio, que no fume, que evite las grasas animales), ya dejé un ejemplar a Sonia Budassi, que, para quienes no la conocen, es una escritora/editora/periodista que estudió en la misma facultad que yo y a quien yo jamás vi, y ya pienso hacer lo mismo con otro editor (que me conoce un poco más, creo, algo ha visto en Hermanocerdo) y con un par de amigos (no puedo ni me da vender por mi cuenta los pocos libros que tengo, no me sale, me da vergüenza, pudor).
Pero lo más importante —ycomo me viene sucediendo desde hace ya años— no pasa en la Argentina, sino por ejemplo en México. Y son por ejemplo mensajes como los de Ana LMR los que me dan alguna tranquilidad acerca del sentido de TPZ, porque, a todo esto, un puto libro tiene que tener un puto sentido. Y esa mexicana un poco me habla de eso en su mensaje. En fin, ese es el contenido de los últimos días, o casi todo el contenido.
También soñé que era Alberto Olmedo y que tenía relaciones íntimas con Luisa Albinoni. Y también me cuesta muchísimo dormir pensando en Di-s, en la condición de mortal que tengo y que tienen todos los que me rodean, y en la guita. En la guita por sobre todas las cosas como garante principal del estado doméstico de bienestar. Buenas tardes a todos.

pd: Otras cosas buenas: las fotos de Montfort (otro que le chingo al apellido) de TPZ en Barcelona, la generosidad eterna de J. Moreno y M. Salvador, el exagerado afecto de D. Espartaco, la irrupción de L. Reyes desde Cuba, los chats esporádicos con Juan Dicent y uno muy entretenido con el premio nacional de poesía en RD (qué joder), Frank Báez, más el formato lindísimo de TPZ en tanto libro (mérito absoluto de Gayol, un hombre valiente que se atrevió a publicarme)... de eso también hubo en estos últimos días.
Si yo soy el cantante rengo y con asma y ellos son de algún modo mi público, entonces debería darles las gracias por el aliento, porque no saben lo mucho que me cuesta cantar y lo enemistado que estoy conmigo a diario.